HUGO DELGADO CEPEDA ENTREVISTÓ A EVELINA ORELLANA LA PRIMERA ACTRIZ ECUATORIANA, EN SU ABANDONO.
Hugo Delgado entrevistó a Evelina Orellana, la primera actriz ecuatoriana
RECORDANDO A LOS INICIADORES DEL CINE NACIONAL
“Nos lo había dicho Toño Cajamarca (+) años atrás y Jorge Navarro Bonnet (+), ambos vinculados con el arte teatral y fuimos llevados por este último, al hogar de Evelina Orellana, la primera actriz que filmó películas silentes con argumentos en Guayaquil y, por consiguiente, en todo el Ecuador”, decía el Dr.HC. Hugo Delgado Cepeda (+), periodista que falleció a los 98 años de edad, al referirse a este tema sobre los inicios del cine en Guayaquil.
EVELINA LA ACTRIZ
“Evelina respetable anciana, tenía 73 años cuando la visité, usaba lentes de lunas muy gruesas por la avanzada pérdida de la visión, algo encorvadita por el peso de los años, de agradable conversación y permanente sonrisa. Fue en sus tiempos juveniles una dama de hermoso y bien cuidado rostro y de gracia seductora. Una foto de aquellos días que me mostró, lo indica: bonitos ojos, mirada tierna y dulce, pelo negro con reflejos claros, cutis muy blanco, bien maquillada. Su nombre verdadero fue Julia Evelina Macías Lopera, “pero para el arte me quedé como Evelina Orellana, soy guayaquileña y nací en 1908”, le dijo al visitarla.
PREPARACIÓN ESCÉNICA
Le manifestó que “Antes de filmar la primera película en nuestra ciudad, tuvo que aprender mímica y simulación aproximadamente durante diez meses, en 1922. Lo hizo en una academia que funcionó en el Frontón Beeti Jai, un local con cancha donde se jugaba la pelota vasca, situado en la Avenida Rocafuerte y Tomás Martínez, esquina; existió allí una panadería moderna. La dirigía el profesor italiano Carlos Bocaccio”.
Evelina Orellana hurga el pasado en su mente, no con mucha facilidad, por los años transcurridos y continúa diciéndole al investigador Delgado Cepeda: “Después me tomaron una prueba bastante fuerte delante de un Jurado que estuvo integrado por conocidos intelectuales y artistas extranjeros y nacionales de aquella época”.
Recordaba que “para darle mayor ambientación y calor había un numeroso público espectador. No me lo imaginé, pero al terminar me aplaudieron frenéticamente. Estos fueron mis comienzos en el arte dramático”.
La agradable anciana sonrió, continuaba el tradicionista guayaquileño, que falleció el pasado año, sentía satisfacción al evocar los tiempos idos, “mis inicios en el Cine Mudo fueron más o menos por 1924 en Guayaquil. Yo era muy pero muy joven” agregó.
Evelina, em su juventud.
EL TESORO DE ATAHUALPA
Le expresó que “su primera película fue “El Tesoro de Atahualpa”, dirigida por el dramaturgo, también guayaquileño Augusto San Miguel. El camarógrafo fue el chileno Roberto Saa Silva”.
Evelina, representó el papel de Raquel, San Miguel fue de todo: “guionista, primer actor, galán, productor, empresario, etc. El malo de la película fue un luchador extranjero avecindado en nuestra ciudad, de apellido Erick Van Den Enden; el hombre bueno, Manuel Vizcaíno, el popular “Manolo”, boxeador; Pepe Chevasco Navarro, el actor cómico, una muchacha morena llamada Landfort, en un rol secundario, etc. Esta primera película silente con argumento se proyectó en los teatros: Edén, Olmedo y en todo el Ecuador”.
Recordaba que el propietario de uno de ellos era el caballero español don Eduardo Ribas Ors. La música de fondo durante la exhibición la proporcionó un pianista de apellido Luces. “El argumento lo tengo íntegro en mi memoria ya que uno de mis hijos me botó el libreto sin quererlo”. Le manifestó a don Hugo y él conservaba todas las descripciones en cinta magnetofónica.
EL PRECURSOR AUGUSTO SAN MIGUEL
Augusto fue un hombre romántico y bohemio, en honor a la verdad fue el “heroico fundador de las películas nacionales con argumento y uno de los primeros cineastas ecuatorianos”, le contó la primera actriz a don Hugo, como también es conocido este ex docente secundario y universitario.
“San Miguel hizo tesoneros esfuerzos por darle al país producciones cinematográficas con sabor nacional. Fue un guayaquileño incomprendido, que desarrolló un trabajo sacrificado queriendo llevar al celuloide entre 1922 y 1928, documentales y films mudos con argumentos ligeros. Luchó lleno de optimismo, pero, con todo, fracasó económicamente”, agregaba el investigador.
Subrayaba que “llevado por su pasión por el teatro, formó su propia Compañía con la que como autor-actor se presentó en los escenarios porteños. Este dramaturgo escribió obras teatrales como “El Último Bohemio”, en 1930, y las intituladas: “Sombra”, “Tercer Cuartel”, “Almas Bohemias”, “Una Tristeza más en mi Tristeza”, etc. las que fueron estrenadas por esa misma época en las salas existentes en Guayaquil”.
“Su Compañía todavía actuaba en nuestra ciudad por los años 1947 y 1949, en el extinguido Teatro Colón, en la calle del mismo nombre y Chile. San Miguel fue un visionario, un quijote, como muchos de nosotros, que sacrificó tiempo, descanso y dinero haciendo labor heroica, sin éxito económico, “solo por amor al arte”.
Por eso, sentenciaba Hugo Delgado Cepeda, a Augusto San Miguel, ferviente enamorado del celuloide, de la escena y del teatro, le consideramos como “el iniciador del Cine Nacional con argumentos”, y uno de los primeros cineastas en nuestro país. Muchas son las personas que vieron la exhibición de sus pininos fílmicos y lo recuerdan con admiración y cariño, por haber consagrado sus energías, su entusiasmo, su talento, en una actividad no productiva aún en nuestro medio en aquella época”, acotaba.
Evelina mostrándole la virgensita de Guadalupe que le curó los ojos.
OTRA PELÍCULA DE EVELINA: “SOLEDAD”
Nuestra venerada dama informante, le confesó antes de retirarse de su humilde hogar que: “después fue protagonista de la película silente nacional, con argumento de ambiente montubio, que tituló “Soledad”, más o menos por 1925, producida por Guayaquil Films Co. El guión fue escrito por el conocido periodista Rodrigo Chávez González, Rodrigo de Triana, como Director participó el italiano Carlo Bocaccio y como camarógrafo un tal Bucheli. Actuaron, a más del mismo Rodrigo, Emilio Pareja Cabanilla, galán joven y héroe, Carlos Mármol, Amadeo Moreira Solórzano, hoy prestigioso médico, y entre otras chiquillas: Zoila Mosquera Solórzano y Mercedes Suárez”.
“El gerente de la empresa fue don Juan Emilio López Mosquera. Recuerdo que las escenas principales se desarrollaron en la hacienda “Angélica”, de don Félix González Rubio, cerca de Samborondon”.
“Ya tenía mayor experiencia. En esta película puse toda mi alma y todo cuanto era capaz como actriz. Sufrí, lloré, reí y gocé como en la vida real, pero…gané muy poco dinero por mi esfuerzo. La incipiente empresa no daba para más. No me preocupó porque me salí con las mías: volver a filmar una cinta nacional”, le mencionó la actriz en aquel entonces.
“GUAYAQUIL DE MIS AMORES”, LA ÚLTIMA
La última película de Evelina fue: “Guayaquil de mis Amores”, producida por Ecuador Sono Films, “en la que desempeñé el papel de Mercedes. Actuó también el gran Carlos Landín en el rol principal masculino, quien después llegó a ser un magnífico director teatral. Esta, mi tercera y última película nacional muda, con argumento, se filmó en la hacienda “La Zoraida” de propiedad de don Geo Chambers Vivero. El guión lo escribió el argentino Francisco Diumenjo, interviniendo él mismo como camarógrafo. Fue sincronizada con el disco del pasillo “Guayaquil de mis Amores” y después lo cantaron detrás del telón Ibáñez-Safadi. Se estrenó en 1930 en los teatros: Edén, Colón, Victoria e Ideal y posteriormente se exhibió con éxito en toda la República”, señalaba.
Don Hugo y Evelina
“Doña Evelina Orellana, para el arte, pero Julia Evelina Macías Lopera, en la vida real, después Sra. de Ruiz, falleció sola y abandonada en Guayaquil, el 21 de Octubre de 1986, a los 78 años de edad”.
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“Parece mentira pero mi trabajo me llevó a estar frente a frente con la primera actriz guayaquileña, pionera del séptimo arte en el país, a quien rescatamos del olvido, para que la recuerden y la mencionen aquellos que dicen y escriben que “nunca hubo inicios del Cine Nacional”, terminaba diciendo el Dr.HC. Hugo Delgado Cepeda, un guayaquileño madera de guayacán, conocedor de grandes vivencias del pasado de la ciudad del río y del estero, fallecido el pasado año.
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