EN LA RUTA FINAL POR EL PODER / EDITORIAL DEL LCDO. FRANCISCO MEDINA MANRIQUE
Por: Lcdo. Francisco Medina Manrique.
Con una pobreza intelectual ostensible, producto de su juventud, donde todo confluye hacia la agresión personal, más que la argumentativa, los aspirantes a la Presidencia de la República, pusieron de manifiesto que aún les queda mucho camino que recorrer para estar al frente de los destinos de un país pequeño en territorio, pero de grandes riquezas naturales como el Ecuador, con apenas 18 millones de habitantes.
Daniel Noboa, candidato presidente por ADN
Dos horas se tomaron los pretendientes al solio presidencial, para resumir sus propuestas en la conducción del país, y sustentar sus razonamientos en cinco ejes: desde la criminalidad rampante en las calles, la seguridad social, la educación, el manejo de la economía, y la gobernabilidad.
Lo que más se hizo notorio, fueron las acusaciones de incursión en las mafias del narcotráfico, el intento por manejar a su antojo las instituciones del Estado, e insistir en planteamientos -sin fundamentos creíbles- para mantener la dolarización con propuestas que no llevarán a buen puerto, entre ellas, una moneda nacional alternativa y electrónica.
Quizá el formato del debate constituye la falencia mayor para una discusión que demuestre conocimientos e interés, no sólo de los contendientes, sino que atraiga la mirada y los oídos de quienes tuvieron que permanecer durante dos horas, como buenos ciudadanos, atentos a las propuestas, para después razonarlas o criticarlas en círculos familiares, de amistades cercanas y a través de los medios tradicionales o los sociales que cada día proliferan, dentro y fuera del país.
La decisión de apoyar a uno de los dos aspirantes a la Presidencia de la República, para el período 2025 – 2029, debe ser obligatorio por quienes están inscritos en los padrones electorales promovidos por el Consejo Nacional Electoral: debe ser una decisión voluntaria personal de interés ciudadano, por lo que el domingo 13 de Abril próximo se convierte en un acontecimiento trascendental en el destino futuro del país. Que Dios proteja al Ecuador.
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