UNA TERTULIA CON HIPÓLITO MUÑOZ, APASIONADO POR LA VERDAD Y COMUNICACIÓN

 

 

 

 

Un periodista peninsular sencillo y sin protagonismo

UNA TERTULIA DE ESQUINA CON HIPÓLITO MUÑOZ, APASIONADO POR LA VERDAD Y COMUNICACIÓN

 

En la década del 70, cuando inicié mis labores en la escuela de Ciencias de la Información, adscrita a la Facultad de Filosofía, conocí gran cantidad de personas cuando ingresaron a la escuela de Periodismo, luego a la escuela de Ciencias de la Comunicación Social, hasta que se convirtió en FACSO y finalmente haciendo maestrías en la Unidad de Posgrado de la Universidad de Guayaquil, la primera del país.

 

Muchos de ellos, después de obtener su ansiado título, se dedicaron a otras actividades, pero en cambio hice amistad con varios, que se apasionaron por la comunicación y laboraron en periódicos, revistas, radios y televisión.

 

Hoy me voy a referir a un amigo a quien llamé para saludarlo este fin de semana, en el balneario de Salinas, es Hipólito Muñoz, a quien volví a darle un fuerte abrazo después de 42 años, pues él estudió en el local alquilado al Instituto Coello, en la década de los 80.

Los dos nacimos en la Península de Santa Elena, Hipólito Fernando Muñoz, nació en Ancón, el 17 de febrero de 1958, y está a punto de celebrar su cumpleaños 67. Quien escribe esta nota, llegó a este mundo, en Salinas, y va rumbo a los 74.

 

Desde su época estudiantil, Hipólito Fernando Muñoz, fue un joven responsable y estudioso, a pesar de los pesados viajes y el enorme sacrificio que tenía que hacer diariamente, para asistir cumplidamente a sus clases.

 

Él proviene de una familia muy humilde, cuyos padres le inculcaron siempre el respeto y la honradez, por eso se siente orgulloso de llevar el nombre de su progenitor.

 

Obtuvo su Licenciatura en Ciencias de la Comunicación Social en el año 1983 y fueron sus compañeros de aula: Gabriel Viteri, Jorge Gallardo, Hipssy Robles, Nabor Reyes, Dr. Eladio Cervantes, Walter Ruiz, Patricio Corrales, Jorge Barzola, Iván Bustamante, Sabrina del Hierro, Patricia Gómez, Cecilia Chang, Pedro Buitrón, Julio Camba Pérez, Oswaldo Guerra y María Isabel Crespo de Lebed, del noticiero Televistazo, de la cadena televisiva Ecuavisa.

 

También ostenta una Licenciatura en Educación Básica primaria, otorgada por la Facultad de Filosofía, Letras y Ciencias de la Educación de la Universidad de Guayaquil.

 

Ahora ya no es necesario ir a Guayaquil a prepararse, Salinas, La Libertad, Santa Elena, Ancón y sus alrededores, tienen la Universidad Península de Santa Elena, gracias a las gestiones del Ab. Xavier Tomalá Montenegro, otro prestigioso peninsular, quien se convirtió en el Rector-Fundador de esta institución universitaria que tanto anhelaba la comunidad.

Hipólito, vivió experiencias y luchas, caídas y victorias, con ellas salió adelante, tomó en cuenta que a las dificultades se las debe enfrentar, más que vencer, porque en la vida no todo se gana, pero se aprende más cuando pierdes. Esos testimonios, son los que marcaron la existencia a este comunicador, muy respetado y querido por ser uno de los periodistas que ama lo que hace.

 

 

 

Muñoz, por 18 años fue corresponsal en la península de Santa Elena, de diario El Universo, el matutino más importante de Ecuador, siempre se mostró sencillo, sin poses, con humildad y sin protagonismo.

 

Además colaboró como corresponsal peninsular para diario Expreso y radio CRE Satelital, gracias a sus colegas y amigos Jorge Gallardo y Hipssy Robles. También, ejerció la docencia en la escuela Abdón Calderón.

 

Destaca al periodismo como una forma de transmitir hechos a un segmento de la población y sentencia que “De lo que el cronista escriba depende mucho su credibilidad”.

 

Su trayectoria de comunicador social la ejerce sin afinidad a ningún movimiento o partido político alguno. Se considera un ciudadano amante de la lectura y de la democracia, enemigo de los gobiernos dictatoriales. Su voto ha sido triunfador, casi siempre, en los procesos electorales. La fama, buena o mala, te lo da la gente, pero la admiración de las personas como yo, que te conozco cerca de medio siglo, es para toda la vida.

 

Gracias por tu amistad, hermano querido, nos faltó sentarnos y refrescarnos para seguir esa tertulia, donde recordamos a los colegas que ya no están con nosotros, a quienes dirigieron la FACSO, compañeros de aulas, en fin, ya habrá otra oportunidad para revivir nuestro paso por la gloriosa Facultad de Coquín Alvarado, en cualquier esquina, de esta querida tierra que nos vio nacer.