CRISIS DEL BANCO DEL PICHINCHA FUE ADVERTIDO EN EL 2004 POR EL DIARIO LA SEGUNDA DE MERIDIANO
Otra vez la pesadilla del crack bancario
ESCÁNDALO POR CRISIS DEL BANCO DE PICHINCHA, AFECTA AL SISTEMA FINANCIERO.
Tomado del Semanario “La Segunda” de Meridiano, del 20 al 26 de septiembre del 2004. Lema: “Solo la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad”
Por PLATÓN
Las investigaciones iniciadas por el Congreso Nacional y el Servicio de Rentas Internas para determinar la real gravedad de las denuncias contra el Banco del Pichincha, por presumirse ilegales inversiones, usufructo de los fondos depositados por los ahorristas y el despojo de los beneficios laborales a los empleados y obreros de esa institución, generó en el más grande escándalo financiero de los últimos cinco años, cuando el país no se repone del todo del crack bancario que afectó al sistema financiero ecuatoriano, dejó en la miseria a miles de confiados ahorristas, y produjo pérdidas no cuantificables estimadas en más de 8 mil millones de dólares.
El Semanario Segunda del Grupo Meridiano, tenía en su Sala de Redacción, a periodistas profesionales de gran experiencia como los licenciados Antonio Molina Castro, Editor General, recientemente fallecido, y Luis León Brito, como Jefe de Redacción, y como Director, el Coronel Vicente Adum Antón.
La crónica escrita señalaba que “el tema cobró fuerza y se desbordó hacia los medios de comunicación, porque la cabeza visible del grupo mayoritario de accionistas del Banco de Pichincha, Fidel Egas Grijalva, desató una campaña contra los medios televisivos que son de su propiedad, pretendiendo ocultar la escalada de inmoralidades que le afectaban a él como inversor y a la propia institución bancaria que controla desde hace quince años (1989).
Por los informes que se han filtrado a la prensa, se sabe que los grupos financieros vinculados con el Banco de Pichincha, son los que, en su afán de protegerse de los controles estatales, han empujado a la institución financiera que tiene su sede en Quito y que es una de las más antiguas del país.
¿QUÉ HACE EL GRUPO EGAS?
En la lista 5 del grupo de empresas que está siendo investigado por el Servicio de Rentas Internas, aparece una serie de empresas vinculadas con el Grupo de Fidel Egas Grijalva, conocido en el mundo empresarial, como el dueño del Banco de Pichincha y Dinners Club, pero curiosamente, no aparecen estas últimas, aunque en el mundo empresarial se conoce al Banco del Pichincha y a Dinners Club como partes integrantes del grupo de empresas Egas. El SRI y la Superintendencia de Bancos, todavía no se enteran, o lo mantienen con un velo de oscuridad y en reserva.
“Por otro lado, anotaba el Semanario, una de las empresas que se la vincula al grupo, según el SRI, es Teleamazonas, que se encarga de manejar la opinión pública a su favor y en contra de quienes se oponen a sus intereses. Esta vinculación la mantiene, a pesar de violar el último inciso del artículo 21, Título 1, de las reformas a la Ley de Modernización del Estado que dice:
“Cuando la concesión de un servicio público implique una posición dominante en el mercado, su titular no podrá ser propietario, por sí mismo ni por terceras personas, de medios de comunicación colectiva o instituciones financieras. Cada una de estas actividades deberán ser desarrolladas en forma exclusiva por sus administradores o propietarios”.
“Y es que el poder de Egas es tan grande -decía La Segunda de Meridiano-, que hace caso omiso de sus obligaciones legales, utilizando todo tipo de figuras, pero violando de fondo las leyes de este país. Por otro lado, gracias a sus permanentes buenas relaciones con las autoridades de control, facilitada porque maneja las cuentas de los empleados y funcionarios de la Superintendencia, cuyas oficinas -como una ´paradoja del destino, están en el mismo edificio de la Superintendencia de Bancos.
TERMINANDO SIENDO PARTE DEL GRUPO
Por otro lado, en el listado aparecen una serie de empresas que tuvieron problemas financieros con el Banco del Pichincha, y han terminado siendo parte del grupo, remarcaba el Semanario. En este caso debemos contar a Mirasol S.A., Tecnocar y Maulme C.A., conocidas distribuidoras de autos marca Chevrolet que ahora forman parte del “grupo”, a pesar de la prohibición legal de que los bancos inviertan en otros negocios que no sea el banco. Valdría la pena averiguar qué se hizo con la deuda de dichas compañías. Si el Banco del Pichincha es vinculado con Egas, todos los créditos otorgados a empresas vinculadas con él resultan vinculados con el banco, y si les hubieran dado crédito, sería causal de prisión de los administradores del banco.
Anotaba el Semanario también: “Egas pasó de ser distribuidor de Alfa Romeo a través de Auto Delta, con unos pocos autos vendidos, a ser el mayor distribuidor de autos en el país a través de Chevrolet y las empresas que adquirió. Pero, además, conocemos que, violando las disposiciones legales otra vez, el grupo incluye a una serie de empresas financieras tales como Amerafin con vinculaciones con el Banco de Loja y con el Banco Rumiñahui, todo esto violando el artículo 57 de la Ley General de Instituciones del Sistema Financiero.
Recalcaba el Semanario La Segunda de Meridiano: “Los superintendentes de Bancos, los directores de bancos deberían ser juzgados por tolerar y callar estas irregularidades que atentan contra la ley y la prudencia que deben mantener quienes manejan dinero del público.
Egas Grijalva, según los informes recabados, siguiendo la vieja tradición de algunos “empresarios” de la historia del Ecuador, el Banco de Pichincha. Y todo esto con el visto bueno de las autoridades del país. La omisión también en un delito y causal de sanciones”, remarcaba.
LOS ABUSOS DE DINNERS CLUB
Qué hace el Ministro de Educación, que, a vista y paciencia de todo el pueblo, deja que se atropelle los derechos de los estudiantes; con su silencio aprueba el usufructo que el Grupo Egas hace de la educación y de los clubes sociales. Las deudas de colegios en la mayoría de las ocasiones, son asumidas por el Grupo Egas, convirtiéndose éste, en accionista de los mismos.
Sin duda, quien llega a poseer poder económico, puede convertirse en un ser insensible, irracional, extremadamente ambicioso e irrespetuoso de las leyes.
Días atrás, se denunció que, en la Universidad San Francisco de Quito, se obliga, a quien desee matricularse en dicho establecimiento, poseer la tarjeta de Dinners Club.
La situación ha sido denunciada por estudiantes de este centro, quienes aseguran que incluso la tarjeta Dinners es el único documento válido para ingresar al campus.
Igual situación ocurre con algunos colegios y varios clubes de la ciudad. ¿Por qué no se pronuncia sobre la exigencia de los colegios el ministro de Educación?
La Constitución otorga el derecho de libre contratación o cual servicio a todos los ciudadanos. Al exigir que se contrate tal o cual servicio, se viola esta norma. Además, para acceder al uso de una tarjeta de crédito, la persona previamente debe estudiar sus posibilidades económicas para saber si podrá cumplir con las obligaciones por el servicio contraído. Por lo tanto, ninguna institución, de ningún tipo, puede obligar al ciudadano a contratar el uso de una tarjeta de crédito.
¿Quién está detrás de esto? El “Grupo Egas”. El mismo que controla medios de comunicación, bancos, clubes, etc. Este “grupo está dirigido por Fidel Egas Grijalva.
EGAS COMETIÓ PECULADO
Según el Diputado Patricio Dávila, “los tentáculos de la red Egas no sólo han atrapado a centros de estudios, sino que también se ha actuado de manera dolosa en el manejo de los fondos de los depositantes del Banco de Pichincha, institución que, según Dávila, estaría pasando por falta de liquidez.
“En el proceso de investigación, alrededor de la emisión de obligaciones convertibles en acciones, he logrado establecer dos emisiones: una en diciembre del año 2003, por 6 millones de dólares, y otra en mayo del 2004, por 25 millones de dólares”, comentó.
El diputado manifestó que “en el primer caso, la propia empresa administradora de fondos del Grupo Pichincha de la Red Egas volvió a adquirir esas obligaciones convertibles en acciones que están garantizadas con bonos del Tesoro norteamericano que fueron a su vez adquiridos con los recursos de los depositantes”.
Explicó la situación diciendo que “si se emite obligaciones convertibles en acciones con garantía general de una institución financiera, no hay ningún problema, aplica al patrimonio del accionista, porque en caso de que hubiere algún problema estas obligaciones se van al último para cobrar, pero cuando usted a esas obligaciones convertibles en acciones, que no es otra cosa que una capitalización a plazo del banco en beneficio del accionista, les pone una garantía específica. En este caso, los bonos del Tesoro norteamericano, que son adquiridos con los recursos de los depositantes, entonces se llama peculado, porque usted está distrayendo recursos de los depositantes para garantizar una operación a título personal como accionista”.
“En el evento de que llegue a suceder un problema con el banco que es muy probable dada la iliquidez que tiene, entonces vienen quienes obtuvieron estas obligaciones convertibles en acciones y reclaman sus garantías y se llevan los bonos del Tesoro norteamericano antes que los depositantes que son legítimos propietarios de esos bonos. Ahí está el problema, y eso se llama peculado”, aseveró Dávila.
PICHINCHA NO PAGA A EMPLEADOS NI AL FISCO
Luego de revisar las cifras publicadas por la Superintendencia de Bancos sobre los años 2003 y 2002 que corresponden los balances entregados a dicho organismo de control por parte de los bancos, encontramos que el banco que menor porcentaje paga de impuesto sobre la renta es el Banco del Pichincha.
En efecto, durante los ejercicios del 2003 y 2002, el mencionado banco pagó el 8% y el 6% de sus utilidades por concepto de impuesto sobre la renta ya que como comentamos en otra oportunidad, el Banco del Pichincha no había pagado la participación que por ley corresponde a sus empleados en las utilidades del banco.
EXPLICACIONES
Podrían haber dos explicaciones para su baja tasa de impuesto a la renta; la primera es que el Banco del Pichincha tiene pérdidas acumuladas por períodos anteriores, en cuyo caso estaría en riesgo el banco porque sus balances anteriores serían falsos, ya que nunca mostraron tal pérdida, y la segunda, es que tiene ingresos no gravables sustancialmente superiores al resto del sistema, lo cual resulta al menos curioso, por no decir sospechoso, y por eso lo comparamos con otros bancos grandes del sistema, que tienen operaciones similares,, y que el resultado es igual; el que menor tasa de impuesto a la renta paga es el Banco del Pichincha.
EN OTROS BANCOS
Casos similares al Pichincha, constituyen el Banco del Austro, que en el año 2003 pagó por participación de empleados e impuesto sobre la renta el 13%, el Centromundo pagó el 12% en el mismo período.
En el ejercicio 2002, otra vez el que menor tasa pagó de impuesto a la renta fue el Pichincha con el 6%, el Rumiñahui, del que el Pichincha es accionista y tiene un convenio sui géneris con la bendición de la Superintendencia de Bancos, el 7%, y el Loja, con una circunstancia similar, el 16%.
Si lo comparamos con los llamados grandes por la Superintendencia de Bancos, y consideramos que el Pichincha no pagó el 15% de participación de empleados, y nos aproximamos a la cifra del impuesto a la renta, disminuyendo de la cifra de los otros bancos dicha participación, tenemos que todavía en el 2003 es el que menor tasa paga de impuesto a la renta es el Banco del Pichincha con el 8%. Lo que los otros han pagado son: Produbanco 15%, Guayaquil 14% y Pacífico 13%.
LOS QUE MÁS PAGAN
Entre los que más pagan en términos porcentuales por este concepto son: Amazonas, Sudamericano, Cfiec, Unibanco, Bolivariano, Lloyds Bank, Comercial de Manabí, Territorial, Internacional y Loja por el año 2003; y Territorial, Lloyds, Unibanco, Austro, Centromundo, Internacional, Litoral, Comercial de Manabí, Bolivariano y Citibank por el año 2002.
Quizás la explicación de la salida de la Sra. Elsa de Mena, de la Dirección General de Rentas, es tal vez, en su decisión de revisar además las cuentas fiscales del Banco del Pichincha y sus filiales, y no sólo del grupo de Fidel Egas.
La baja contribución del impuesto sobre la renta del Banco del Pichincha, amerita por sí sola la revisión exhaustiva de sus impuestos, porque resulta al menos curioso, que por dos períodos consecutivos pague la más baja tributación del sistema bancarios y no haya pagado, como dijimos ayer, el 15% de participación de los empleados en las utilidades del banco.
Evidentemente, se hace imprescindible, para no ser encubridor, la acción inmediata del Ministerio del Trabajo y de la Dirección General de Rentas a fin de asegurar lo que les corresponde a los empleados y al fisco.

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