IESS NO ENVÍA DERIVACIÓN DE PERIODISTA A CLÍNICA KENNEDY, QUIERE QUE VAYA DE FORMA PRESENCIAL, ASÍ GRAVE COMO ESTÁ


José Reyes Montanero, periodista profesional, sufre grave enfermedad, ante la indolencia de la Universidad de Guayaquil que no le paga su liquidación por tiempo de servicio hace dos años y el IESS quiere que vaya a tramitar la derivación, así muriéndose en la clínica Kenney del Policentro.
 
 
Paquito Morán, rector de la UG, no le paga su jubilación complementaria
CRÍTICA ENFERMEDAD DE JOSÉ REYES “EL TORAL” DE FACSO, EN LA CLÍNICA KENNEDY DEL POLICENTRO.
 
*IESS TAMPOCO LO DERIVA.
 
José Reyes Montanero, 70 años, aquel joven estudiante de periodismo y camarografía, que luego de graduarse prestó sus servicios en la Facultad de Comunicación Social de la Universidad de Guayaquil, hasta su jubilación, se encuentra asilado en la clínica Kennedy del Policentro, agobiado por una terrible enfermedad, que lo mantiene inmovilizado.
 
Lo más triste del caso es que la institución donde prestó sus servicios por más de 30 años, aún no le paga su liquidación por tiempo de trabajo y la jubilación complementaria, igual que otros 800 empleados administrativos que se acogieron a este beneficio.
 
El Toral de la FACSO, conocido por docentes, empleados, estudiantes y trabajadores, fue trasladado de urgencia a ese centro asistencial por la esposa del compañero Jhon Barre, que logró ingresar a su casa, encontrándolo en el piso, solo, sin comer y sin ningún tratamiento médico.
 
Realmente da mucha tristeza ver que, cada día la gente se vuelve mala, inhumana, hasta cierto modo llena de quemeimportismo, pues, en una comunidad, donde viven varios “periodistas”, a quienes el fundador de la FACSO, el recordado Coquín Alvarado, les entregó una vivienda para que estén unidos y se ayuden mutuamente, nadie absolutamente nadie, se interesó por conocer el estado de Reyes Montanero, como que la vida de un ser humano no les importa, a veces ni a sus propios familiares.
 
Este servidor, mantenía contacto con él vía celular, pero a veces no contestaba el teléfono, le pedí a Jorge Martillo Alvarado, para que lo visite porque vivía cerca, pero nunca lo recibió, quizás no quería que lo vieran enfermo.
 
En una de las conversaciones le sugerí que tomara un taxi, que yo lo esperaba, en la Botica Barcia, donde hay especialistas de toda índole, le hablé de un reumatólogo cubano, que atiende allí, pero me decía que no podía caminar y si lo hacía, daba unos pasos y se cansaba y así pasaron los días, meses, sin que nadie lo lleve al médico, porque el IESS sigue siendo una verdadera desgracia para quienes aportamos decenas de años, tanto activos y jubilados.
 
Desde el domingo está ingresado en esta unidad médica, en la habitación 1219, en el segundo piso, a la espera que Dios con su infinita misericordia se apiade de él y le de otra oportunidad de vida.
Rogamos a los compañeros de la Universidad de Guayaquil y a los que quedan en FACSO, a sus vecinos, a los estudiantes a quienes le acompañaba con la cámara para entrevistas y reportajes, eleven una plegaria al Todopoderoso para que le restaure su salud. 
 
Estimo que, en estos casos, la comisión de ayuda del COLEGIO DE PERIODISTAS DEL GUAYAS y la UNIÓN NACIONAL DE PERIODISTAS DEL GUAYAS, deben presentarse, aunque sea, para requerir información y pedir a los médicos que le atiendan como se merece, y no cuando muera le publiquen un acuerdo de condolencia o darle un cartón a la familia como muestra de su pesar.
 
Dios escucha las oraciones. Yo ya lo hice por mi compañero de trabajo, colega, amigo y compadre.

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