NARCO-ENLOQUECIDOS

 




Narco-enloquecidos

Por ANTONIO MOLINA

 

Han pasado apenas 10 días de la conmoción que produjo en el país el asalto de una horda narco – criminal a las instalaciones del Canal 10 de Tv, y otra vez las bandas políticas enloquecidas por el establecimiento del narco Estado en el país – porque les genera millonarios dividendos - sacaron sus uñas, actualizaron su relato sobre la percepción política del crimen y volcaron todos sus esfuerzos para impedir lograr recursos para la guerra declarada y calificar de violación a los Derechos Humanos las acciones de la fuerza pública contra el terrorismo y los terroristas.

Resulta obvia esa postura en los políticos y funcionarios públicos contaminados, incluyendo altos mandos de la fuerza pública (Policía y Fuerzas Armadas), que empezaron a recomendar tibieza y suavidad en los operativos que se ejecutan en las zonas más peligrosas del territorio nacional y en las madrigueras donde se esconden los terroristas al servicio de los carteles de la droga. Esos lugares eran – y aún siguen siendo – de dominio absoluto de las hordas criminales, que ahora amenazan tomarse hospitales y centros de salud, plazas, mercados y centros comerciales, escuelas, colegios y universidades. Lo harán en el momento que baje la intensidad de los operativos o cuando los enloquecidos por el narco Estado hagan crecer la estridencia de su vocerío.

Por ser tan cierto aquello que desconocer la historia equivale a repetirla, debo recordarle a los ecuatorianos, el saldo triste y doloroso de violencia colombiana: 259 atentados, 781 secuestros, 23.441 homicidios. Hacia allá vamos si el joven presidente que nos gobierna – embelesado por el poder – no es perturbado por los afanes reelectorales con el apoyo de quienes le dan el soporte político al narco terrorismo.

Sociológicamente, el punto de partida de la violencia criminal en Ecuador podríamos fijarla en el bombardeo de Angostura (1 de marzo/2008), cuando la narco-guerrilla de las FARC ya operaba laboratorios de procesamiento de cocaína en Sucumbíos, provincia colindante con la del Putumayo colombiano, pero las manifestaciones de NARCOTERRORISMO empiezan en el país cuando se rompe el demoníaco pacto político Lasso-Nebot-Correa y las fuerzas opositoras a su régimen deciden NO dejarlo gobernar con una oposición cerrada e irracional en la Asamblea Nacional, calentamiento de las calles con la protesta social, el levantamiento indígena y las masacres en las cárceles, todo ello azuzado por una prensa virtual comprometida que devino en la “Muerte Cruzada” y con ella el nuevo gobierno, la nueva Asamblea y los nuevos tiempos, con los viejos vicios …

En el exterior, los Carteles mexicanos, colombiano y albanés siguieron en lo suyo que es la producción de cocaína con las hojas que producen Bolivia, Perú y la misma Colombia. Ecuador no produce hojas de coca ni cocaína en laboratorios, pero asumió su exportación, tal vez el más importante eslabón de esa cadena que intoxica el mundo. Lo hace a través de 640 kilómetros de playa continental y unos 370 kilómetros de playa insular que incluye Galápagos.

Los carteles mexicanos (Sinaloa y Jalisco Nueva Generación) y las bandas criminales criollas comprometidas con el oficialismo se encargaron de inmovilizar los controles aéreos (los radares chinos) activar centenares de pistas en Santa Elena, Los Ríos y Guayas. Con los puertos pesqueros ocurrió algo igual: nuestro cholo pescador que se hacía a la mar y volvía 10 días después con la pesca que le reportaba entre 7 y 10 mil dólares dejó de pescar para ganarse entre 30 y 45 mil dólares en 5 y 7 días transportando por el mar los alijos de cocaína hasta Centroamérica.

En tierra igual, donde la utilidad es mayor sacando la droga hacia Europa por los puertos de Guayaquil, Manta, Esmeraldas, Puerto Bolívar y Posorja, entre la mercancía embalada en contenedores o atadas a la quilla de las naves. Esta actividad delictiva desató la ambición del crimen criollo para empezar a construir el Cartel de los choneros, con el auspicio del Chapo Guzmán (preso y condenado en EE.UU.) y sus herederos, manejado en Ecuador por José Adolfo Macías Villamar (a) Fito, prófugo desde la Navidad reciente, aparentemente escondido en Perú, cuya familia acaba de ser expulsada de Argentina, donde pretendía residir oculta lejos de esa escandalosa figura paternal.

La escalada de violencia en Colombia, inédita en la década de los años 80 del siglo anterior fue subiendo de grado, al igual que en Ecuador, con similares ingredientes, asesinando a políticos (asesinaron al candidato presidencial Villavicencio) tan igual que a Carlos Luis Galán, aspirante presidencial del Liberalismo; del Ministro de Justicia Rodrigo Lara Bonilla. Allá en Colombia “volaron” el Departamento Administrativo de Seguridad con una carga explosiva de unos 1.000 kilos de dinamita depositados en un destartalado bus estacionado al pie del edificio de 9 plantas donde funcionaba el DAS. Consecuencia: 63 muertos, 130 heridos entre funcionarios y transeúntes; 300 comercios arrasados, así como edificios de apartamentos donde funcionaban 15 corporaciones financieras, 15 bancos, 200 juzgados y 70 fiscalías; el edificio del DAS quedó con un cráter de 4 metros de profundidad y 13 de diámetro y la onda expansiva alcanzó un radio de 10 manzanas a la redonda, unos 3 kilómetros, atentado que se dio 7 días después de que Escobar dispusiera, igualmente “volar”, un avión de Avianca (vuelo 203) con 110 pasajeros a bordo. El narcoterrorismo no es broma, es el injerto más letal del narcotráfico.

Pablo Escobar llegó al Congreso como legislador suplente y aspiraba ser presidente de la República, tal como ocurrió con “Fito” Macías Villamar cuando se graduó de abogado estando en prisión y una hija suya empezó a recorrer las calles manabitas promoviendo esa intención, enarbolando pancartas que decían “Fito Presidente”.

 

No se trata de una apología del crimen, es el señalamiento frontal de los bellacos echados a políticos que piden clemencia, amparo judicial, observación de Derechos Humanos, mano suave para quienes asesinan sin piedad ni compasión, hasta niños que aún se amamantan de sus madres y que, además, cuentan con el apoyo de periodistas que pautan en narco dólares.

PIE DE FOTO:

Militares difundieron esta imagen de quienes intentaron tomarse este domingo el hospital de Yaguachi, pero fueron capturados.

 

  

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