UNA DEMOCRACIA DE FICCIÓN / EDITORIAL DE ANTONIO MOLINA

 

 

 

 

Un grupo de legisladores coludidos muy animado para destituir al Presidente Guillermo Lasso.

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La Patria boba

Una Democracia de ficción

Por ANTONIO MOLINA

 

 

·        “En una palabra, pasiones en sustitución del Derecho”, es exactamente lo que vamos a presenciar desde hoy en este paisito sometido por los “momios” criollos que alientan a borregos, desde afuera o desde adentro, y que para no confundirse pintan sus rebaños de verde o de amarillo. 

 

 

 

     Como periodista y por casi convivir (desde 1960) con el poder político, --en múltiples ocasiones y en medio de sus triquiñuelas—me he preguntado si ¿acaso la democracia no es una ficción? que vienen arrastrando las sociedades que pueblan el planeta.

     Hoy vuelvo a plantearme la interrogante, al iniciarse el tramo final de la proyectada censura y destitución del presidente de Ecuador, país que suponemos vive en democracia garantizada por la Carta fundamental del 2008 que nos rige y nos dice que “la soberanía radica en el pueblo, cuya voluntad es el fundamento de la autoridad, y se ejerce a través de los órganos del poder público y de las formas de participación directa prevista en la Constitución” que es el principio fundamental del Estado, más allá de los esfuerzos que hacen las fuerzas políticas por considerarse dueñas del país y de los 18 millones de ecuatorianos y, más que todo, porque realmente lo creen así.

     El sociólogo francés Alain Touraine, quien por buen tiempo manejó las comunicaciones de organismo de la ONU, sostiene que “la sociología trata de comprender los problemas de la sociedad y el motivo por el cual esta se rige a sí misma, sin que para ello recurra a una explicación meta-social”, y plantea dudas fundamentales al definir como democracia “la soberanía del pueblo, o mejor dicho, de la mayoría nacional. Siempre la soberanía del hombre en lugar de la soberanía de la Ley, la soberanía de la voluntad, en vez de la soberanía de la razón; en una palabra, las pasiones en sustitución del derecho”.

     Como si Touraine, rompiendo espacio y tiempo, haya querido explicarse conceptualmente el imperio de la democracia en Ecuador al mejor estilo híbrido - izquierdoso de un tronante Rafael Correa, con el apoyo del ahora socialcristianismo progresista de Jaime Nebot y de los indígenas mariateguista de la CONAIE, que en las próximas horas pretenden echar de la presidencia a un acorralado Guillermo Lasso, que se dice democrático pero que es dueño de una anomía patológica y enfermiza.

     Los ecuatorianos tenemos 5 meses inmersos en esta lucha por el poder de los “momios” de la política ecuatoriana y estamos presos por una inmovilidad productiva- económica-social, angustia y desesperanza totales. Todos somos víctimas de la diaria agresión psicológica de 137 despreciables legisladores que hoy están coludidos para echar al presidente de la República. Como son tan bestias, primero deciden echarlo y luego buscar las razones para hacerlo. Cuando descubren la causa (¡EUREKA!), NO encuentran el documento probatorio y FLOPEC, la institución que se supone dictó y utilizó el documento, dice dentro del proceso que NO EXISTE el contrato, porque nunca fue  redactado ni suscrito.

     ¡Eso qué importa! Igual hay que echarlo. La Constitución y la Ley Orgánica de la Función Legislativa dicen en sus textos que se requiere de la prueba, pero los conjurados dicen ¡Eso qué importa! Elemental: para acusar y condenar a alguien se necesita probar los cargos… Si no lo hacemos estamos ante un hecho ficticio, irreal, inexistente…

     Total, como dice Touraine, la soberanía no radica en el pueblo, sino en una mayoría que es capaz de votar por lo absurdo, por un delito o una falta jamás cometida. Con razón él dice que en esa democracia de ficción “siempre la soberanía del hombre (estará) en lugar de la soberanía de la ley”; y que la voluntad de los 137 asambleístas impondrán “la soberanía de su voluntad en vez de la soberanía de la razón”.

     “En una palabra –-así lo resume Alain Touraine—las pasiones en sustitución del Derecho”, que es exactamente lo que vamos a presenciar desde hoy en este paisito sometido por los momios criollos, muy nuestros, que alientan por igual a borregos, desde afuera o desde adentro, que para no confundirse muy inteligentes pintan sus rebaños de verde o de amarillo. Estamos llegando a la hora cero para reemplazar la democracia de ficción por la de momios que algunos colegas magnánimos los llaman “los mellizos del mal”.   

 

 

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