EL PRECIO DE LA FALACIA / EDITORIAL DE ANTONIO MOLINA / SOBRE EL JUICIO POLÍTICO A GUILLERMO LASSO

 

 

 

                La asambleísta Mireyita Katherine Pazmiño Arregui, ¿maestra de la falacia?

La Patria boba

El precio de la falacia

Por ANTONIO MOLINA

 

     El período de presentación de pruebas –de cargos y descargos—dentro del juicio político contra el presidente de la República, nos ha dado a los ecuatoriano tantas lecciones en distintos estadios del conocimiento humano, no sólo en el campo minado de la politiquería; sino, más allá de éstos, porque nos ha trazado la cancha y demostrado que tenemos expertos en falacias políticas, jurídicas, periodísticas y hasta esotéricas con ramificaciones hacia el inframundo de los muertos, concomitantes con las sapadas de los vivos. Karma, le dicen.

     Hoy al país, al ecuatoriano común y de a pie –patialsuelo y guacharnaco—no le va ni le viene que lo saquen o no del cargo al presidente de la República: está agobiado por la violencia imparable e improductivo, sin trabajar en paz (sabiendo que es escaso el trabajo) y ya lleva 5 meses en esta cantilena. Sin embargo, al despertar este día, tiene más claro el panorama: los hechos y los dichos le han despejado sus temores iniciales.

     Todo empezó en diciembre, cuando un portal digital LA POSTA afirmó que el Jefe de Estado era el capo de la mafia, que dirigía personalmente al cartel albanés que enviaba droga hacia Europa y que mantenía en su administración una red corrupta que vendía hasta ministerios. El ciudadano sabe hoy –siguiendo el juicio sin ser experto en política ni en Derecho-- que pretenden echarlo de Carondelet jugando sucio, con mentiras y engaños, con sofismas, sin pruebas, escondiendo documentos, cambiando otros y revelando abiertamente, con un cinismo sin par, que aunque no haya pruebas en su contra tiene que irse por cualquier motivo (por tonto, por viejo, por lerdo, porque no nos gusta, por banquero, por llamarse Lasso, por patojo, por tiktoquero o por usar zapatos rojos). Si no le echa la Asamblea, lo echará la CONAIE porque a su líder le nace hacerlo, desde el forro de sus cojones, sin ley y sin razones, imponiendo también falacias.

      En 10 días más la Comisión de Fiscalización presentará un informe del juicio al Plenario de la Asamblea, donde 136 asambleísta esperan al presidente Lasso para escucharlo y después censurarlo y destituirlo, si tienen la mayoría de votos (se requieren sólo 92) o sea, los números fríos de los asambleísta. Sin razonamiento jurídico, sin sensatez política, sin responsabilidad alguna. Simplemente se impondrá el peso de la falacia espontánea, urdida o pagada y así, finalmente, será cerrado este capítulo triste de la historia nacional que la escribimos hoy, en el día a día, tras 193 años de vida republicana.

     Pero, ¿qué es una falacia?... Una falacia es un argumento fallido, producido de forma involuntaria o intencional, que después de un análisis crítico de sus premisas o de la evidencia suprimida o ignorada se devela como inválido. En otras palabras, una falacia es aquel argumento que aspira a ser válido para quienes no dan cuenta de los errores lógicos que posee, por falta de fundamentación racional. Es una irracionalidad en los hechos, en las palabras y en el pensamiento de sus gestores.

     Esa falacia crea absurdos jurídicos como decir que como es un juicio político “no se necesitan pruebas” por la acusación va porque va (pensamiento esgrimido por UNES y el PSC); pero, más allá de lo absurdo, una estrella de los acusadores –la legisladora MIREYA PAZMIÑO-- que incluso preside una Comisión legislativa permanentemente aboga, aplaude e emite un informe favorable a la contratación de FLOPEC con Amazonas Tanquer para llevar el petróleo ecuatoriano a sus destinos, pero ese contrato positivo para el país, que incluso tiene el aval de la Contraloría, y que ha generado utilidades de 180 millones de dólares, lo utiliza falazmente para acusar al presidente Lasso de peculado, de robarse dinero del Estado, de repartírselo con otros ecuatorianos. Esto es de locos, esa legisladora no está en sus cabales, requiere de urgencia de un análisis psiquiátrico.

     Pero, comúnmente, decimos que la gente se vuelve loca por el dinero, por obtenerlo rápido y en grandes cantidades, haciendo piruetas y malabares. ¿Por qué esa contratación FLOPEC – Amazonas Tanquer requería un informe legislativo?... Por ley, los legisladores están prohibidos de realizar gestiones de naturaleza económica y moralmente NO pueden romper la Ley Orgánica de la Función Legislativa mandando a redactar ese Informe de la Comisión de lo Económico fuera de la Asamblea, usando una computadora de un menor de edad, hijo de un apresado y procesado por cohecho en el caso “Petrochina” en USA y derivado a Ecuador. Además, para esconder el origen de ese Informe “trucho”, forjado, despiden a la secretaria de la Comisión. ¿Para no dejar huellas?...

     En lo de fondo, Mireyita hace todo esto para beneficiar a los tiburones del petróleo que sostiene Enrique Cadena Marín y los hermanos Peré quienes se marginan 4 dólares por cada barril de petróleo ecuatoriano que transporta Amazonas con sus tanqueros. El proceso aún no establece el monto del perjuicio al país, pero pasa de los 5.000 millones de dólares. Entonces, Mireyita no es tan loca que digamos.

     El Frente Parlamentario Anticorrupción, al descubrir cómo apareció redactado el Informe de la comisión presidida por Mireyita, denunció el escándalo en la Fiscalía General del Estado, pero la denunciada replica la denuncia --no defendiéndose-- sino denunciando penalmente al presidente Lasso por peculado, paradójicamente, una acción que cometió ella, no Lasso. ¿Qué es esto?... Locura total, ansias desmedidas por satisfacer el apetito voraz por el dinero público, irracionalidad legislativa o el simple pago del alto costo de la falacia.

 

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