DE NOMBRES Y MEMORIA.../EDITORIAL DE ANTONIO MOLINA SOBRE LA CALLE DEL DR.HC. HUGO DELGADO CEPEDA / ECUADOR
Walter González Álvarez, del comité de gestión del doctorado Honoris Causa de la Universidad de Guayaquil, viendo las placas con el nombre de la calle “Hugo Delgado Cepeda”, en Las Orquídeas.
Carta ciudadana
De nombres y memoria…
Existen hombres, cuyos nombres no desaparecerán jamás porque el mensaje y ejemplo que nos legaron durante su tránsito terrenal están adheridos a la memoria colectiva, más allá del bien y del mal que pudieran imponer aquí quienes manejan y pueblan este valle de lágrimas.
Cuando me refiero a los maestros del quehacer periodístico ecuatoriano, como en esta ocasión, necesariamente tengo que resaltar ese pensamiento de Don ADOLFO H. SIMMONDS expresado en el balcón del antiguo edificio de El Telégrafo –que lo conocíamos como “el mentidero”—donde por las noches se reunían informalmente los hermanos Castillo (Manuel Eduardo y Abel Romeo), Juan Emilio Murillo, José Ramón Moreira y Floresmilo Alvarado Cisneros, padre de “Coquin”, eventualmente, entre otros contertulios, cuando aún distaba mucho para convertirse en fundador de la FACSO. Don Adolfo H. sentenciaba: “No sé qué designio fatal hace que un hombre de bien descienda en la escala zoológica, y deje de serlo para convertirse en periodista”. ¿Sería por el necesario desdoblamiento humano para entregarse con pasión a la búsqueda de verdad, en un país donde la verdad vale gabardina y todos se nutren de ella?
Cómo entender a la alcaldesa saliente Cinthya Viteri por las mil y un trabas que sus subalternos, se opusieron a la decisión del Concejo Municipal de Guayaquil de poner el nombre del profesor HUGO DELGADO CEPEDA a una de las calles de la ciudad, para perpetuar su valor pedagógico, su entrega a la formación de nuestra juventud en el Vicente Rocafuerte y en la Universidad de Guayaquil, a la historia nacional y al rescate de los valores ancestrales de nuestros pueblos autóctonos.
Así de simple, debió cumplir con un mandato del Concejo Municipal, que es el órgano legislativo de la ciudad y Así de simple prefirió la postergación morbosa de la doctora Viteri, por la antipatía que le tuvo y aún le tiene: No encontraba calle para honrarla con el nombre del profesor HUGO DELGADO CEPEDA, ni en los suburbios del oeste, los Guasmos del Sur o los Bastiones del Norte, hasta que los iluminados "calleólogos" (expertos en calles) encontraron 12 cuadras de una de las callejuelas de Las Orquídeas que se conecta con la avenida Francisco de Orellana. Así de simple, cumplió con esa tarea pendiente hace más de 3 años.
Primero fue que los letreros no estaban pintados, que no había dinero, material ni la decisión de cumplir con el mandato del Concejo. Los periodistas hasta pretendieron hacer una colecta pública para costear el valor de los letreros; pero, así de simple, los letreros al fin se hicieron, fueron colocados en silencio (a lo mejor en la noche, en la madrugada o simulando un descampado) evitando toda ceremonia: por el Día del Periodista del Ecuador (5 de enero), 4 de julio, por el día del nacimiento del profesor Delgado o el 26 de mayo, Día del Periodista del Litoral… Las placas fueron colocadas a escondidas, como si fueran en honor de algún traficante, pero están ahí, así de simple, como queriendo desconocerse el valor pedagógico y literario del profesor Delgado Cepeda, quien sin calle con su nombre tiene de sobra espacios de gratitud, garantizados por sus estudiantes agradecidos…
Mis nietos, a quienes les he hablado del valor del profesor HUGO DELGADO CEPEDA, después de 5 años seguirán recordándolo pero no tendrán una palabra de gratitud para una alcaldesa que –disfrazada de hippie-- prefirió extraviarse en sus propios desvaríos, en vez de servir a esta gran ciudad que por siempre será la Perla del Pacífico y enormemente agradecida de los valores que nacieron en ella.
ANTONIO MOLINA
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