ENCRUCIJADA FATAL.../ EDITORIAL DE ANTONIO MOLINA CASTRO /

 

 

 

 

El presidente Lasso y su esposa María de Lourdes tras la posesión en mayo del 2021.

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La Patria boba

Encrucijada fatal…

Por ANTONIO MOLINA

 

     Señor Presidente, NO soy su opositor, tampoco burócrata o militante de CREO ni pretendo confrontarlo porque no soy político --ni diletante ni de profesión--. Soy un ciudadano demócrata anti populista a más de periodista, que  lo seré hasta el día que muera. Durante 60 años de ejercicio profesional NO se me ocurrió ser periodista y político de profesión, a la vez, personajes que sí los hay, que a usted mismo le han calentado las orejas, y hoy lo detestan. En estas elementales condiciones lea mi mensaje o haga que se lo lea su esposa, María de Lourdes, su auténtico y único soporte de lealtad que tiene a su lado, en estas horas sombrías de la Patria. Queda claro que NO deseo halagarlo ni condenarlo sino, más bien, sacudirle con unas pocas verdades que alguien tiene que decirlas y se las digo con respeto a su alta investidura. Estas palabras NO irán más allá del tacho.

 

     NO comparto los calificativos del periodista del Rincón de la cadena imperial CNN; pero, como él, también me pregunto qué hizo que un hombre de bien, creyente y practicante de la familia como núcleo de la sociedad, trabajador incansable y previsivo, haya dejado todo de lado para satisfacer la egolatría mezquina de alcanzar la Presidencia de la República. Puso a prueba sus arrestos, recorrió el país de cabo a rabo, y logró triunfar al tercer intento, aunque en la segunda vez fue víctima del fraude electoral consumado por los miserables de siempre.

 

     ¿Para qué el poder si lo tenía todo y sigue teniéndolo? Desde que sé de usted lo tengo como un banquero honrado como muy pocos, empresario exitoso que ha acumulado una fortuna con trabajo y desvelos. Siempre tuvo el poder y pudo orientar y dirigir el tinglado político desde la tranquilidad de su despacho privado, pero prefirió la primera línea. Escribió un libro personal muy leído por los ecuatorianos y después le picó el bichito de la machaca (política) como lo dicen los patialsuelo de los suburbios nuestros que creyeron en usted.

 

     ¿Qué encontró en Carondelet hace 16 meses?... Todos lo suponíamos, pero usted quien sabe de finanzas como para enfrentar la cruda realidad fiscal: Una deuda pública de 70 mil millones y un presupuesto desfinanciado en 4.5 mil millones más una corrupción galopante construida desde principios del siglo, también asimilada en su administración en menor proporción.

 

     Era evidente que NO contaba con recursos para nada, sólo cuentas por pagar y usted, señor Presidente, lo sabía al candidatizarse. Luego del triunfo los amigos, leales y tránsfugas, le llovían hasta que estalló el pacto infernal de la izquierda tumultuaria y la derecha troglodita, cuyos jerarcas han intentado echarlo del poder en las calles y en la Asamblea y están al acecho para hacerlo hoy mismo, desatando crisis por sus errores y NO cesarán en el empeño de sacarlo de cualquier modo del poder, fraguando circunstancias si no existieran. El crimen atroz de la abogada Bernal dentro de la Policía Nacional ha generado consecuencias a las que usted no puede rehuir, delegándolas o solucionarlas con parches. Demandan decisiones duras, necesarias y urgentes.

 

     Pero, Señor Presidente, en usted ser timorato ya raya en la estulticia y esa indolencia nos envía el mensaje de “Estado fallido”, de ausencia absoluta de un gobierno que no escucha a nadie y que rechaza a todos, incluyendo las asesoría. En usted se hace patética la figura romántica de la soledad del Poder y NO pocos perversos aseguran que las crisis usted mismo las provoca para medir sus niveles narcisista. Hasta sus hijos le han dicho a manera de digna invitación: ¡Papá, ya basta!... volvamos a casa.

 

     El pueblo llano ya NO aguanta más, nos ahoga la escasez. NO hay circulante, la inflación se come cualquier sueldo. El país no muere de inopia gracias a la liquidez sangrienta que inyectan los carteles de la droga a la delincuencia común --que repta en los presidios, en el mercado minorista y en los exportadores de cocaína-- y a la clase política –de frac o de poncho—que hace lo posible porque usted fracase y vuelva a su casa. 

 

     Llame a la muerte cruzada y salve al país, a los ecuatorianos de a pie, a los que padecen a cada hora de la arremetida del crimen organizado que nos asesina en las calles, en los domicilios y hasta en los despachos públicos a jueces y fiscales. En seis meses usted podrá reordenar y poner al país en marcha, gobernarlo con leyes propias, atendiendo la deuda social, sancionando la corrupción comenzando con la Asamblea. Señor Presidente, NO tiene otra salida. Eche al tacho sus zapatitos rojos y pantalones “pink” y vístase de Primer Mandatario y acabe con las infamias de los predestinados del poder que, en el día a día, atizan el fuego para defenestrarlo. Los legisladores, aun en vacaciones, conspiran contra usted y lo hacen abiertamente. Sin rubor alguno.

 

     Usted me preguntará… ¿Y a la hora de dar cuentas?... En 6 meses evaluará lo que hizo, solo con las leyes en la mano: Terminará su mandato si lo hizo bien o se irá a su casa si lo hizo mal…la Corte Constitucional hará esa evaluación. Personalmente, creo que la Historia siempre tiene reservado un espacio para quienes toman audaces decisiones. En esta encrucijada, estamos el pueblo y usted, señor Presidente, que le debe importar más el destino del país. Usted pasará a la Historia como el presidente que armado de supremo valor se despojó de las vanidades terrenales para enfrentar las mafias --de las droga y de la política—antes que aferrarse a un poder parcelado que tiene al país con rictus de muerte.

  

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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