RECORDANDO LA MASACRE DEL 29 DE MAYO DE 1969 EN LA CASONA UNIVERSITARIA DE GUAYAQUIL

 


Hace 53 años

RECORDANDO LA MASACRE UNIVERSITARIA DE 1969

La universidad ecuatoriana hasta 1968, era la formadora de cuadros profesionales orientados desde las aulas a mantener el secular statu quo, discriminación, hambre e injusticia, y permanecía divorciada de la realidad nacional, sin ninguna relación con las necesidades del país ni con la poca planificación del Estado, que había olvidado que las sociedades no pueden avanzar hacia el progreso y desarrollo sino hay una formación académica eficiente, responsable y competitiva.

Para el período 1968-1969 la Universidad de Guayaquil tenía unos 5.000 estudiantes matriculados, de los cuales apenas 800 eran alumnos de primer curso en las diferentes escuelas y facultades, quienes habían sido escogidos tras rigurosos exámenes de ingreso, a los que se habían presentado más de 2.000 bachilleres.

INMORALIDADES

En la década de los años 60 se había producido una declinación anual del 8% de los aspirantes a universitarios que en la práctica daban 2 grados, el de bachiller en los colegios secundarios y el de ingreso a la Universidad.

La agudización del problema estuvo acompañada de inmoralidades tales como la venta de los temarios de los exámenes de ingreso, los cursillos de actualización que dictaban y cobraban los mismos profesores que tomaban los exámenes de ingreso, rendidos oralmente ante tribunales de cinco maestros sacados de la inquisición y los jóvenes que no podían pagar esas exacciones tenían que entregarse más en cuerpo que en alma. La descomposición había llegado al límite…

FEUE Y FESE SE UNEN

En febrero de 1.969, por primera vez de modo oficial, la FEUE de Guayaquil planteó la eliminación de los exámenes de ingreso en la Universidad Estatal. En marzo se unió la FESE, Federación de Estudiantes Secundarios del Ecuador, a la demanda de los universitarios y ambos celebraron una asamblea en el Colegio César Borja Lavayen, que funcionaba en el edificio de Sucre y Chimborazo, en el actual colegio Ana Paredes de Alfaro.

Al terminar la asamblea los jóvenes salieron en manifestación pública y al pasar por la Zona Militar, 9 de Octubre y Lorenzo de Garaycoa, un desaprensivo activista o infiltrado lanzó una bomba molotov, incendiaria, contra la guardia militar, que reaccionó disparando descargas de fusilería y ráfagas de metralla.

MUERE UN ESTUDIANTE

En este acto murió el estudiante Carlos Rea Naranjo, alumno de la Escuela de Bellas Artes. Otros trece estudiantes fueron detenidos en estas refriegas y colocados a disposición de las autoridades del régimen.

La FEUE y la FESE plantearon un recurso de Habeas Corpus, pero fue negado por el alcalde de Guayaquil de entonces, don Asaad Bucaram.

LOS CARABINEROS

Durante abril y mayo la crisis en la Universidad de Guayaquil se agudizó. Fuerzas contrarias a la eliminación de los exámenes de ingreso fueron armadas y pasaron a ser conocidas como “Los carabineros”, desatándose entonces una lucha intestina entre los estudiantes, caotizando más las actividades universitarias.

La ciudadela universitaria fue tomada por los bandos en pugna, hasta que se impusieron los que exigían la eliminación de los exámenes de ingreso, mientras las autoridades de la Universidad de Guayaquil -por timoratas o estar comprometidas con el sistema- se negaban a tomar decisiones y constantemente aplazaban las reuniones del Consejo Universitario, convocado algunas veces con antelación.

Por otro lado, la fuerza pública mantenía el orden en las inmediaciones de la Universidad, acciones que para los jóvenes que la ocupaban significaba operaciones de provocación. La paz estaba alterada en la ciudad definitivamente. No había día en que los estudiantes no enfrentaran a la policía. Hubo una semana en que policías y soldados cercaron la Ciudadela Universitaria y la Vieja Casona, símbolo de la Universidad de Guayaquil.

HECHOS CRIMINALES PARA CULPAR A ESTUDIANTES

Las fuerzas oscuras juegan un papel vital en este capítulo de la historia nacional. Los llamados “carabineros”, jóvenes identificados como derechistas y opuestos a la abolición de los exámenes de ingreso, que era una tesis izquierdista, se habían propuesto incendiar por la noche las humildes viviendas del entonces barrio “Chemisse”, poblado en su mayoría por elementos de la tropa de la Policía, pertenecientes al Regimiento Guayaquil No. 2.

El propósito de esta macabra idea era consumar hechos criminales para culpar a los bachilleres y universitarios que ocupaban la ciudadela y la casona.

COQUÍN SECUESTRA EL CONSEJO UNIVERSITARIO

Un golpe de efecto precipita los acontecimientos: El grupo universitario liderado por Carlos Alvarado Loor - conocido como “Coquin”-, protagonizó un hecho que se conoce como el “secuestro” del Consejo Universitario con el fin de presionar una decisión.

La medida produjo miedo y hasta pánico entre los miembros del Consejo Universitario, que era exactamente lo que querían provocar los miembros del grupo de “Coquin” que terminó retirándose, habiendo causado el efecto deseado.

Así la situación, el Consejo Universitario resuelve pedir a la fuerza pública el desalojo de los predios universitarios y de la Casona Universitaria donde funcionaba la cúpula administrativa de la Universidad de Guayaquil.

DESALOJO

El Arq. José Ubilla Chiriboga era el Rector encargado que suscribió el pedido de desalojo, al que se opusieron sólo dos integrantes del Consejo Universitario, los delegados estudiantiles Lcdo. César Endara Pazmiño (+); y Jorge Cabello Farah (+), arquitecto de profesión que llegó a Decano de la Facultad de Arquitectura.

El desalojo era inminente ese 29 de mayo de 1969. Las actividades de la ciudad se realizaban en un ambiente de tensión, presagiando un desenlace sangriento. El vicepresidente de la República, Dr. Jorge Zavala Baquerizo y varios profesores de tendencia democrática efectuaron sendas visitas a la Vieja Casona para dialogar con los ocupantes e interceder porque sea desalojada pacíficamente la Universidad.

Se aseguró que la decisión de desalojo había sido ya tomada por el gobierno, presidido por el Dr. José María Velasco Ibarra.

Concomitante, en la Gobernación de la Provincia y en la II Zona Militar había intensos cabildeos y se barajaban decisiones sobre el operativo para realizarlo de modo que causara el menor saldo sangriento.

LA MASACRE

¡Y efectivamente fue así! Alrededor de las 8 de la noche el sector de la vieja casona quedó sin energía eléctrica, a excepción del hospital de niños Alejandro Mann y la Clínica Nacional, que funcionaban al frente sobre la calle Chile, a la altura de Chiriboga.

Fuerzas especiales del Ejército tomaron posesión de la zona, rodearon la Casona Universitaria, descargaron incontenibles ráfagas de metralla y de fusilería.

Luego vino el silencio y personal de asalto penetró la Casona y apresó a unos 70 estudiantes que fueron llevados a la Penitenciaría. Los jóvenes narraron que al salir de la Universidad pisaron los cuerpos sin vida de los compañeros que habían caído en el asalto. Nunca se supo cuántos jóvenes cayeron en esta jornada por la democratización de la educación.

ABOLICIÓN DE LOS EXÁMENES DE INGRESO

Recién en el año lectivo 1.970-1.971 el Consejo Universitario aprobó la abolición de los exámenes de ingreso, con algunas modificaciones y restricciones a la propuesta original.

UN CURIOSO SISTEMA

Hoy a los 53 años de esta jornada  dolorosa e innecesaria, la Universidad ecuatoriana enfrentó agresiones diferentes: La abolición disimulada  del examen de ingreso ahora “disfrazada”  de un curioso sistema de admisión y evaluación que mantiene a miles estudiantes  en pos de resultados que le permitan  conocer si tendrán acceso o no  a algún cupo en la universidad pública, imponiéndoles además las carreras que los dirigentes de estas organizaciones gubernamentales quieran y no lo que los chicos desean, argumentando que “no tienen el puntaje necesario”.

Esta ilógica y arbitraria medida la siguen pagando los jóvenes bachilleres, de una u otra manera.

LA GLORIOSA UNIVERSIDAD DE GUAYAQUIL

En lo que concierne a la Universidad de Guayaquil en general, dos ocasiones fue intervenida por actos de corrupción y tres rectores fueron destituidos por los más vergonzosos actos en los últimos años, en base a auditorías realizadas por la Contraloría General del Estado. Ellos son: Carlos Cedeño Navarrete (+), Roberto Cassis Martinez y Galo Salcedo Rosales, sin que nadie, hasta le fecha, reciba un castigo por sus fechorías.

Además, ha sido cuestionada públicamente, al conocerse que cientos de ex docentes, empleados y trabajadores, no han recibido sus haberes por haberse acogido a la jubilación obligatoria, entre otras cosas, ni siquiera quieren reconocer la jubilación patronal o complementara a sus ex servidores después que entregaron parte de su vida al engrandecimiento de la gloriosa institución.

La Universidad ecuatoriana y en especial la de Guayaquil, volvió al sistema democrático, pero continúan -hasta ahora- las denuncias por despidos injustos de centenares de docentes, a quienes botan como cualquier producto desechable y esto jamás ha sucedido con ninguna autoridad universitaria. Mientras tanto sigue resquebrajada por las malas administraciones de sus propios hijos.

¡Y el tiempo sigue su marcha!

GRÁFICAS:

*La Casona Universitaria, símbolo de la Universidad de Guayaquil.

*Velasco Ibarra y la cúpula militar que ordenó el allanamiento a la gloriosa casona.

*Gráficas del 29 de mayo de 1969, día que murieron varios jóvenes que lucharon por la democratización de la enseñanza, cuando las fuerzas militares irrumpieron en la Universidad de Guayaquil.

 

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