DE PANAMÁ A BRUSELAS.../ EDITORIAL DE ANTONIO MOLINA CASTRO

 En noviembre del 2014, el perseguido político por Correa, Galo Lara, fue extraditado desde Panamá. Fue declarado inocente al descubrirse que las pruebas de un triple crimen fueron forjadas para acallarlo políticamente.

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La Patria boba

De Panamá a Bruselas…

Por ANTONIO MOLINA

 

     La Historia a diario nos enseña esas aparentemente inexplicables paradojas que los hechos registran en su momento. La enseñanza es igual para todos y por eso la sabiduría popular coloquialmente, dice: “Nunca escupas para arriba”, “No hay deuda que no se pague” y “No fíes de perro que cojea, ni de mujer que lloriquea”. Yo sólo añadiría a estos consejos que “el daño que causas tendrás que pagarlo, para poder morir en paz…”.

     Hoy el país está envuelto en una disputa tonta porque, al fin, la justicia ecuatoriana pide oficialmente a Bélgica la extradición del delincuente Rafael Vicente Correa Delgado, quien ejerció la Presidencia de la República, sentenciado a 8 años de prisión por delito común, pena ratificada en todas las instancias superiores de la justicia ecuatoriana, añadiéndose la prohibición del ejercicio político por 25 años y la restitución pecuniaria de “algo” de lo que le sustrajo a los ecuatorianos.

     Abogados de prestigio y de poca monta, dirigentes políticos y legisladores del correato y los trollers subvencionados por el correísmo “han pegado el grito en el cielo” y se jactan que ya el Comisariado General de Refugiados belga, con fecha 15 abril, le concedió el asilo de refugiado político y que, en consecuencia, de nada le serviría a Ecuador insistir con la extradición del delincuente, culpándose a la CNJ de demorar su petición, fundamentando en un supuesto pacto político vigente entre el Gobierno y UNES, el nido partidario del correísmo. Todos, absolutamente todos, alegan una inexistente “persecución política”, como la que desató Correa cuando era Presidente de esta Republiqueta de papel y para eso voy a refrescar la memoria colectiva: cómo fue extraditado Galo Lara Yépez…

     Según el portal de investigación periodística, Plan V: Entre el 2007 y el 2012, Galo Lara registra al menos 30 denuncias concretas en contra de funcionarios públicos, ministros de Estado y el propio Correa, siendo las más sonadas: contratos del SOAT y sus reaseguros; contratos (US$ 1.000 millones) de las carreteras en tiempos del ministro Jorge Marún; aseguramiento de los aviones de TAME; contrato y aseguramiento de los helicópteros Druvh de la FAE; compra de las pistolas Glock para el Plan de Seguridad del ministro Serrano; mala calidad de las casas del Bono de la Vivienda; la importación de maíz; manejo de la empresa EICA, incautada por el Estado al grupo Isaías; costo del proyecto multipropósito Baba; la contratación del seguro del Bono Mortuorio; el cheque de USD 500 000 en la Corte Constitucional (Corte Cervecera); la reaseguradora Costwold y su manejo de dinero en un paraíso fiscal; la compra de radares chinos para la frontera Norte; comercialización de crudo con PETROCHINA, entre otros latrocinios… que recién empieza a conocer el país.

     Intentó vanamente en la Asamblea quitarle la inmunidad parlamentaria en 3 ocasiones; le entabló juicios políticos que el mismo Correa firmaba; le dedicó 307 sabatinas para desprestigiarlo públicamente. Lara sabía detalles de las fechorías del Gobierno que las denunciaba con documentos y, además, conocía la truculenta historia del joven que escapó de ser violado en el mismo despacho presidencial en Carondelet y por eso hizo lo que hizo: Montarle un triple crimen con testigos falsos, incluso un delincuente protegido que recibió 20 mil dólares (de manos del Fiscal General Chiriboga) para que afirme qué él contrató a los autores del Triple crimen de Quinsaloma, un tal Alex Cedeño, asesinado hace pocos días atrás, que integró una banda de criminales que asoló Manabí y Los Ríos. Con base a esa declaración (la de un delincuente) la Justicia correísta sentenció a 20 años de prisión a la pareja de Lara y a él, a 10 años, sentencias que finalmente fueron borradas con la declaratoria de INOCENCIA que hizo la Corte Nacional de Justicia, al descubrirse que todos los cargos forjados nacían de una infame persecución política de Correa.

     Galo Lara huyó del correato y logró asilo político en Panamá, pero hasta allá lo persiguió. Lo canjeó por un barco, seis tripulantes y drogas que capturó la Armada Nacional frente a las costas de Manabí. Creó una crisis diplomática cuando el Gobierno de Panamá descubrió el chantaje y lo denunció. Correa tuvo que esperar el cambio de Gobierno panameño para extraditarlo. Lara fue traído al país –en una operación que le costó a la nación 8 millones-- con traje de presidiario, amarrado, esposado y mostrado al país con morbosa satisfacción, como si fuera un trofeo de guerra, durante una cadena nacional de radio y televisión, que sólo nos sirvió para conocer más de la pequeña estatura moral de un delincuente enfermo e insatisfecho del poder que, en un momento de fatalidad, le otorgó este pueblo pobre honrado.

    El reino de Bélgica, sus gobernantes, instituciones y autoridades sólo saben que Correa es el cónyuge de una joven belga, madre de 3 hijos, uno de los cuales, el más pequeño, se escondía en una caja de cartón cuando su padre retornaba del trabajo; aterrado, prefería echarse en brazos del edecán de su madre. Los belgas, seguramente, obran así porque NO conocen la historia oculta de este enfermo de poder que le ha causado tantos males a más de 17 millones de ecuatorianos.

 

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