PERIODISTAS DEL NIHILISMO / EDITORIAL DE ANTONIO MOLINA CASTRO

 

 


 

La Patria boba

Periodistas del nihilismo

Por ANTONIO MOLINA

 

     José María Velasco Ibarra fue un fenómeno político único del Ecuador contemporáneo y así lo recoge la Historia Universal. Aunque nació políticamente cobijado en el Partido Conservador de los años 30 del Siglo XX, fue un asceta que se nutrió de liberales, de socialista y hasta de comunistas, pero sólo se afilió al PNV (Partido Nacional Velasquista), sin historia y sin doctrina porque su militancia él la registra hasta su muerte a los 79 años y porque su credo no está escrito, brota de sus palabras y no de texto alguno.

     Lo han calificado de caudillo y populista, pero no encaja en esas definiciones, precisamente, porque es un fenómeno, porque es un hombre que responde a su tiempo, que construye una simbología aprendida del catolicismo que profesa y que la expresa gestualmente como si el balcón fuera un templo de divinidades.

     Esa fenomenología política hace que su figura domine la política ecuatoriana por 40 años. ¿Cómo entender su paso por la historia?... Fue elegido 5 veces presidente Constitucional de la República, por votación popular; en tres ocasiones rompe la Constitución y se alza con el poder, declarándose dictador y lidere una auténtica transformación de las estructuras del Estado y todo lo que significó la Revolución del 28 de mayo de 1945, incluyendo la XVI Constitución, considerada como la mejor que ha tenido el país.

     Pero, el caudillo populista les tenía ojeriza a los reporteros, aunque nunca nos calificó de <<prensa corrupta>>, como el tirano refugiado en Bélgica. Sufrimos al exponernos a su ira frontal cuando lo teníamos iracundo frente a nosotros golpeando su mano echa puños sobre la mesa de vidrio y señalándonos acusadoramente con su largo índice… Recuerdo que su característica voz retumbaba en nuestros oídos aquel día que nos dijo…

     --Periodistas nihilistas, anti Patria, fomentadores del odio criminal… Oh Dios, con ustedes dirigiendo el pensamiento, ¡¡qué futuro le deparará al país!!

     Ubiquémonos en octubre de 1971. Eran los días previos al tradicional festejo de la Independencia de Guayaquil, pero Velasco Ibarra se había declarado dictador el 22 de junio y los estudiantes animaban refriegas callejeras, anunciando que no permitirían que el dictador desfile por el bulevar 9 de Octubre y por primera vez la ciudad espectó una parada militar en la avenida de Las América. Los diarios guayaquileños se hacían eco de toda esa situación en sus noticias y EL TELÉGRAFO, donde trabajaba, fustigaba al gobernante desde sus páginas editorial y de opinión.

     El día 6 nos convocaron a una conferencia de prensa del presidente en la Gobernación. Los periodistas llegamos en medio de una atmosfera tensa y tomamos ubicación en torno a la vieja mesa de trabajo (modelo Luis XV) del Gobernador del Guayas. En medio de un silencio nada habitual, el mandatario apareció vestido de gris, enjuto y sobrio, su rostro grave y con una mirada casi incendiaria. Nos saludó parcamente y él empezó por querer identificarnos…

     --Señores, un diario anti Patria de Guayaquil quiere incendiar la República y ese periódico es EL TELÉGRAFO. ¿Quién de ustedes lo representa?…

     Silencio total en la Gobernación. Los periodistas nos mirábamos con espanto y las autoridades que sí nos identificaban también enmudecieron… Yo que cubría los temas políticos para EL TELÉGRAFO no quería que Velasco Ibarra me señale o identifique; y, como si fuera de jabón, empecé a hundirme en la silla, a desentenderme, a mirar la enorme pintura de Bolívar que adorna el Salón de Los Libertadores o a cualquier otro lado…

     El presidente empezó a mirarnos a todos y terminó, sin más ni más, señalando a ELÍAS NAVAS MALDONADO (+), reportero de El Universo, como si fuera de EL TELÉGRAFO. Parecía que quería meterle sus largos y huesudos dedos en los ojos del periodista, mientras su ira iba descargándose con sus explicaciones sobre por qué la Parada Militar no se realizaría esta vez en el bulevar insignia de Guayaquil.

     Cuatro meses más tarde me tocaría asistir al fin político del Dr. José María Velasco Ibarra, la noche del 16 de febrero de 1972, cuando los militares golpistas dirigidos por el general Guillermo Rodríguez Lara lo subieron a un avión desterrándolo a Panamá.

     (Tomado del libro “Lo que los periodistas no cuentan) 

      

 

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