CONFIESO QUE HE VIVIDO.../ EDITORIAL DE ANTONIO MOLINA CASTRO EN SUS 80 AÑOS DE FRUCTÍFERA EXISTENCIA
Confieso que he vivido…
Hoy no hay <<Patria boba>> porque quiero decirles que de los libros que poseo hay un par que leo y releo de tiempo en tiempo, por alguna extraña motivación. Lo acabo de hacer con uno de ellos titulado <<Reportaje al pie del patíbulo>>, del periodista checoslovaco Julius Fucik, ejecutado el 8 de septiembre de 1943, a la edad de 40 años, por la Gestapo, en la prisión de Pankrác, donde durante 411 días lo sometió a torturas inenarrables <<por pensar diferente>> al totalitarismo nazista.
Fucik, asistido por un carcelero que le llevó a su celda trozos de cualquier papel y un lápiz romo, sobre los que escribió una especie de diario que tras su muerte fueron juntados por su esposa Gustina Fucikova, dándole forma a un pequeño libro que es un canto a la vida, al amor y a la esperanza, que ya ha sido publicado en 80 idiomas diferentes.
Fucik fue apresado por ser <<un periodista anti>>, torturado por ser <<anti>> fascista, ejecutado por ser <<anti>> hitleriano y sin embargo proclamó <<he vivido por la alegría, por la alegría he ido al combate y por alegría muero>> diciéndonos que sus ideales de cambios y transformaciones no fueron alimentados por el odio o el enfrentamiento fútil. <<Que la tristeza nunca sea unida a mi nombre>>… ¿Cuál es el mensaje de este reportero? ... Que debemos ser periodistas honestos consigo mismo, responsables con la sociedad, frontales con el poder de la naturaleza que éste sea y humildes con nuestros semejantes, para dar mucho más que amor y mucho más que perdón, como lo hizo este reportero checo. No vivió ni murió por el odio.
¿Pero, qué tiene que ver Fucik conmigo? Nada, absolutamente nada… Su mensaje me atrapó desde mi juventud y hoy, al arribar a la senectud plena de mi vida, quiero tomar sus palabras para decirles a los míos <<Confieso que he vivido>> plenamente la vida, que puedo decirles a mis amigos que <<por la alegría muero>> y que así les seguiré expresando mientras tenga una mente abierta a la universalidad del pensamiento, una conciencia social crítica –jamás sectaria ni entreguista— y un teclado cerca para darle vida a las letras, porque soy de los periodistas que viven en cada una de ellas, más allá de la sentencia de don Adolfo H. Simmonds: <<Aun no entiendo qué hace que un hombre de bien descienda en la escala zoológica, deje ser un hombre para convertirse en periodista>>.
ANTONIO MOLINA
Comentarios
Publicar un comentario