EL COSTO DE LA REACTIVACIÓN/LA PATRIA BOBA/EDITORIAL DE ANTONIO MOLINA
La Patria boba
El costo de la reactivación
Por ANTONIO MOLINA
· La inflación está desatada porque NO existe autoridad de control de precios, y si la hay no actúa porque no le da la gana de actuar a sabiendas que en dolarización la especulación es nula. La libertad de mercado NO otorga licencia a los especuladores, empecinados en que el pueblo pague la reactivación económica del país.
La pandemia del coronavirus para los simplistas es apenas un “confinamiento” temporal, la suspensión forzada del trago y los jolgorios, trabajar discrecionalmente en batona o pantaloneta desde casa, esperar el fin de mes para cobrar subsidios o erogaciones estatales de bonos --honestamente no devengados--, o en el peor de los casos arrimarse a un pariente, buscar el auxilio del “tío” rico o dejar que se dé el ciclo natural de las cosas, el <<corsi e ricorsi>>, como lo planteaba en 1744 Giambattista Vico, un abogado y filósofo que murió convencido de que la historia es recurrente.
No es tiempo de vagar ni de filosofar, estamos jodidos. Los hombres de bien pretendemos volver a nuestra actividad productiva, por nuestras familias, porque queremos que nuestros hijos vuelvan a servirse un plato de arroz en la mesa; regresen a las aulas; que otra vez sonrían, jueguen y duerman sin languidez. Queremos sentirnos dignos de lo que sabemos hacer, para lo que nos hemos preparado, ganando el pan de cada día con el sudor de la frente, porque no somos parásitos políticos ni pretendemos serlo para iniciarnos en la corrupción. Pero, esos pasos no puedo darlos sólo, por mi cuenta… La reactivación económica es urgente y necesaria y así la entiendo sin ser economista. Soy hombre del pueblo, común y corriente, soy de a pie, soy el sujeto de esa reactivación, soy el actor principal y directo, pero JAMÁS puedo yo mismo pagármela o costeármela… Me explico mejor.
Nuestra economía antes de la pandemia ya enfrentaba un oscuro panorama como resultado de la deuda externa e inestabilidad política, por lo que, obviamente, el confinamiento de los habitantes como principal medida preventiva, originó desempleo masivo, baja salarial, el quiebre de compañías, la disminución del consumo por tanto la reducción del ahorro, pues, los ingresos totales cayeron en un 5% afectando a 324 mil compatriotas que sostenían a 87.5 mil hogares que, por efecto de sus ingresos, pasaron de un solo tris a la pobreza al perder su empleo y ubicarse en la desocupación o en la informalidad laboral.
Sin trabajo no hay ingresos y sin ingresos no hay consumo. Sin consumo cierran las empresas agudizando la desocupación, afectando con mayor crudeza a pequeñas compañías y emprendedores menores. 100 mil nuevos desocupados y el 90% de Pymes cerraron, afectando al turismo, a sus operadores, bares y restaurantes, alojamientos y demás trabajos conexos. El golpe fue directo a la economía mediática, de la que vive el día a día. Del efecto total causado por la pandemia, el 30% corresponde a este sector que hoy está dando síntomas de lenta recuperación.
Todo esto lo sabe el Estado, los empresarios, los pequeños emprendedores y nosotros los consumidores, pero las estrategias se quedarán en los borradores de los gobernantes, de la gran empresa y hasta de los mismos microempresarios. Estos tres sectores quieren que los consumidores –el pueblo, en definitivas-- paguemos el costo de la reactivación, de por sí muy alto.
La especulación está desatada porque NO hay control de la autoridad del Estado. Gobernadores, intendentes de Policía, alcaldes, Defensores del Pueblo, entidades de control de precios No actúan porque no les da la gana de actuar a sabiendas que en dolarización la especulación con los precios NO existe. La libertad de mercado de ninguna manera aúpa la inmoral e indolente libertad de los especuladores, empecinados en que el pueblo pague la reactivación económica del país.
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