HACE UN AÑO FALLECIÓ LUCAS MONTECEL GARCÍA

 

                                        LCDO. LUCAS MONTECEL GARCÍA, hijo del gran cantor del pueblo Mario Montecel murió anoche en la Provincia de Santa Elena.

Hijo de Mario Montecel del famoso dúo ecuatoriano, murió anoche
LUCAS MONTECEL NO PUDO CUMPLIR EL SUEÑO DE CREAR LA FUNDACIÓN DE LOS HERMANOS MONTECEL.
Honda consternación ha causado en el medio artístico ecuatoriano y en la docencia universitaria, el repentino fallecimiento de nuestro amigo, colega periodista y artista profesional LCDO. LUCAS MONTECEL GARCÍA, que falleció anoche en la Provincia de Santa Elena.
Lucas Montecel García, fue hijo del legendario Mario Montecel Cortez, del dúo Hermanos Montecel, hace poco nos contó sus intenciones de abrir la Fundación Centro de Cultura “MARIO MONTECEL”, con la finalidad de brindar asesoramiento y conocimientos musicales a la nueva generación y con esto financiar el mausoleo para su padre y su tío Lucas, en el cementerio general.
Lucas Montecel, era Licenciado en Ciencias de la Comunicación Social, fue parte del claustro docente de la Facultad de Comunicación Social de la Universidad de Guayaquil.
UN POCO DE HISTORIA
El periodista y también cantante, Lucas Montecel contaba que sus abuelos, Don Felipe Montecel y Doña Lucila Cortez acompañados de sus 5 hijos: Víctor, Lucas, Vinicio, Mario y Fernanda, legaron a Guayaquil, procedente de Machala-Provincia de El Oro, huyendo de la fiebre amarilla que azotó el Perú, en la década del 40.
En esta gran ciudad, dijo el entonces profesor de FACSO, al no encontrar trabajo para mantener a sus hijos ya que en la ciudad orense laboraba como Contador en un Banco, improvisó un taller de ebanistería en las calles Lorenzo de Garaycoa y Huancavilca.
Hábilmente como artesano, impuso el uso de armadores hechos con madera. Sus jóvenes hijos salieron a trabajar en la venta de estos artículos para el hogar.
¡A UN LADO LOS ARMADORES!
Lucas y Mario Montecel se reunían con sus amigos en una peluquería junto a la iglesia de Los Mormones, en las calles Cacique Álvarez y Ayacucho, ahí arrumaban los armadores y cogían las guitarras para ensayar.
“Mi padre y mi tío Lucas comenzaron a catapultar su arte y estilo, lo que significó que cada uno se abra camino por sus propias cualidades”, decía.
 
 
En esta foto del recuerdo junto al Dr. H.C. Hugo Delgado Cepeda fallecido hace pocos meses y el autor de esta nota Walter González., en una visita al historiador guayaquileño.
 
GUITARRISTA EN CONJUNTOS
Los dos desarrollaron actividades artísticas como solistas o con grupos orquestales; Mario como guitarrista en conjuntos y Lucas como cantante de las más grandes orquestas en los años 50.
Mario Montecel conformó el “Trío el Caribe” con Armando “el Pibe” Aráuz y Fernando Maridueña.
MARIO Y LUCAS UNEN SUS VOCES
Varios artistas participaron en esta agrupación, hasta el iluminado momento en que Lucas decidió hacer dúo con su hermano Mario y en radio C.R.E. en un famoso programa conocido como “La Corte Suprema del Arte” empiezan a cimentar ese estilo muy propio de los Hermanos Montecel, al darle una interpretación sin igual al pasillo guayaquileño y al pasillo romántico que ha representado la identidad ancestral del pasillo costeño.
Los Hermanos Montecel, en esa época romántica del pasado, tuvieron su propia esquina en las calles 10 de Agosto y Boyacá, frente al diario El Telégrafo, en los bajos del edificio de la Sociedad Libanesa, afuera de la peluquería Pazmiño.
LA ESQUINA DE LOS MONTECEL
Trasladaron una gran piedra que era la silla que adornaba el parterre de la calle 10 de Agosto y la ubicaron en la esquina de este lugar, así nació la famosa “Esquina de los Montecel”.
Muchas historias han trascendido desde ese momento. Sus magníficos 10 L.P. del sello ONIX y don Francisco Feraud Aroca, confirmando su buen gusto por el pasillo ecuatoriano, sufraga los gastos para el viaje de Los Hermanos Montecel, a algunos países de América Latina, asistiendo además a diversos homenajes y presentaciones exclusivas en Estados Unidos, por dos ocasiones.
Como artista, mi papá, atravesó el gran camino de dar a conocer y compartir las dotes musicales que el creador y la vida le regaló, porque “fue uno de esos artistas que se funden y se forman, evolucionando en un artífice del arte y la cultura”, recordaba.
SUS DOTES ARTÍSTICAS
Mario, fue amigo y maestro y para muchos “sus dotes artísticas han servido como ejemplo, muchos cuentan, la mejor segunda guitarra a nivel nacional y maravillosa segunda voz”. ¡Cuántos aprendieron del “Panita”, alegre, juguetón y dicharachero!
UN ASALTO LE CAMBIÓ LA VIDA
El paso de los años y en un infortunado asalto que sufrieron en la carretera viniendo de Balzar, Mario fue golpeado en la cabeza, con los años cobró su fatal designio, en la ciudad capital, sufre otro asalto y lo vuelven a golpear, pierde la memoria, definitivamente esa es la verdadera historia de la desaparición de Los Hermanos Montecel, contaba muy triste el comunicador.
Pasaron un par de años, mientras que su recuperación se realizaba en la Península de Santa Elena, bajo los cuidados médicos de un gran científico, el Dr. Julio Campodónico Peña y con el cariño de su esposa e hijos, recuperó la memoria.
“Volvió a caminar normalmente, tarareaba sus canciones y recordaba siempre a Luquitas, su hermano querido, su hermano del alma”, manifestaba.
En la playa de Ballenita volvió a ser como una criatura, sus hijos lo peinábamos, lo bañábamos y lo afeitábamos y así se nos escapó tres veces de la casa, recordaba.
SU MUERTE
“Todos esas señales auguraban una futura recuperación, pero el día menos pensado le dio un infarto, desgraciadamente, lo llevé al hospital Luis Vernaza, estuvo 15 días, hasta el 14 de junio de 1989, que se apagó para siempre la voz de un gran cantor del pueblo”, terminaba contándonos el Lcdo. Lucas Montecel García, su hijo quien le fue a hacer compañía, anoche víctima de un paro cardiorespiratorio.
Lucas Montecel, no pudo acoplarse con nadie, ni siquiera con Abilio Bermúdez, por eso decidió realizar una última grabación y retirarse de los escenarios.
Esta es la historia de los Hermanos Montecel que con su experiencia en el arte musical ganaron autoridad en nuestro medio y desgraciadamente con su desaparición el pueblo guayaquileño perdió a dos grandes exponentes del pasillo costeño.
Al morir su hijo se terminó el sueño de crear la Fundación de los Hermanos Montecel, proyecto que con mucho cariño lo ejecutaba, con la finalidad de hacer un mausoleo para su padre y su tío, ya que las autoridades guayaquileñas jamás se preocuparon de erijirle el busto en su memoria.

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