FRENTE A LA DISYUNTIVA DEL ¡QUÉ CHU...! EDITORIAL DE ANTONIO MOLINA

 


La Patria boba

Frente a la disyuntiva del ¡Qué chu…!

Por ANTONIO MOLINA

La expresión es vulgar pero muy popular. La decimos chicos y grandes, jóvenes y viejos, mujeres y hombres para iniciar o cerrar un insulto o para decir coloquialmente <<qué me importa…>>. Hoy la escribo a despecho de los gazmoños porque considero que nos importa en lo absoluto las crisis que padece la sociedad ecuatoriana, fundamentalmente la quiebra de los valores éticos y morales.

La expresión en política la acuñó Alvarito y Lasso la publicitó. En hora buena porque justo nos cae como anillo al dedo para resaltar la inmoralidad de la política y de los políticos sometidos a un Código de la Democracia que es manejado y dirigido por una gavilla que sólo añade dudas y temores a un atípico proceso electoral de renovación presidencial y legislativa.

Lo insólito: Un partido político le pide al CNE que elimine la candidatura presidencial de su propio binomio porque copió de Internet <<su>> programa de gobierno; pero quien lo pide es la directiva que alquila el partido y vende la posición de los candidatos, que fue denunciada por una organización campesina a la que le exigía un millón y medio de dólares para patrocinar las candidaturas presidenciales de los montubios. Lo mismo pasó con el correato que prestó, alquiló o pignoró Centro Democrático para que un mochilero stalinista sea la figura manejable del tirano RC, quien afila sus uñas para volver a robarle al país.

Pero Alvarito tampoco se queda muy atrás. Afirman las redes sociales que pagó 700 mil dólares por el alquiler del partido que fundó el marido de Pamela Martínez, una de las piezas claves de los sobornos orquestados sistémicamente por RC desde Carondelet delito por el que recibió una sentencia –que está ejecutoriada—al encontrárselo como un vulgar atracador de dinero que exigía a los contratistas del Estado.

En este país los delincuentes sentenciados son dueños de partidos políticos y desde las cárceles juegan a políticos, demostrándonos que los arranchadores de celulares van a prisión y los asambleísta que reciben la <<billetiza>> del Estado y exigen diezmos a sus colaboradores continúan libres. Unos y otros, ante la ley, son delincuentes; pero, qué chu!…impunidad e inmunidad terminan siendo lo mismo.

No existen valores ni principios en las familias, pobre y ricas; tampoco en escuelas y colegios, con clases virtuales o presenciales… Por causa de esta gran falta estamos asistiendo a un proceso electoral inmoral… parece una carrera entre delincuentes que apelan con engaños y falsas promesas ganarse el voto de los honrados que –aunque seamos más-- no avizoramos un futuro sin crisis económica, sanitaria ni moral.

Con el perdón de muchos amigos conventuales, timoratos y chapados a la antigua, que sí los tengo, no puedo dejar de afirmar que vivimos, realmente, tiempos del qué chu!... Que no tenemos alternativas para escoger el futuro de nuestros hijos… Bárbara disyuntiva: ¿los delincuentes del correato temprano y presente o los pillastres engominados de la partidocracia de siempre?

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